FONDO SEMILLA DE INVESTIGACIÓN
2019

FONDO SEMILLA DE INVESTIGACIÓN

Durante 2019 contamos con fondos para formular un proyecto de investigación relacionado con las distintas versiones de los cuadernos-diarios recopilados hasta enero de 2019. Este fondo ha servido para formular el proyecto de Niñas a la Escuela. El trabajo se realiza en conjunto con la profesora Rosanna Forray quien lidera el proyecto y con las arquitectas urbanistas Camila Sepúlveda y María José Castillo.

INCISO SUBTERRÁNEO

Desde 2020 LRP ha realizado distintos proyectos en colaboración con I.S: Laboratorio de creación artística y movilización cultural. El cual trabaja desde una metodología interdisciplinar, haciendo un cruce entre danza, arquitectura, palabra y sonido. Siendo su tema principal de investigación el habitar urbano.

caminar a casa

Un escrito de Marcela González Barahona

Era una de las noches más bonitas que había visto desde hace mucho tiempo en Santiago, no porque hubiese pasado algo particularmente especial, pero ese día nadie pudo ir a buscarme al metro. Normalmente cuando ya está oscuro tengo miedo de caminar a casa sola y siempre pido a alguien que pueda rescatarme del tormento de usar el intermodal para tomar una micro. Siempre pienso que es realmente la peor manera de terminar el día en ese lugar ensordecedor, irrespirable, desesperadamente gris, lleno de mentes ausentes, quizás por la misma razón, porque es necesario trasladar tu alma completa a otro lugar sólo para eludir tu presencia en ese sitio . Un día me prometí a mi misma que nunca más volvería a entrar ahí. 

La opción era caminar, ir al siguiente paradero, el siguiente, el siguiente o ya simplemente llegar hasta mi casa caminando. Lo que fuese necesario para ser fiel a mi promesa. Y así fue. Me armé de valor para desafiar el anochecer y derramar mis pasos en esos pavimentos aún tibios. Para mi tremenda sorpresa al salir de la estación había mucho viento, un viento que no reside con nosotros, era un viento extranjero, de esos que vienen de otras ciudades, que reviven recuerdos de mar o de vacaciones. Miré hacia el cielo intentando encontrar alguna pista del agradable visitante y vi manchones de nubes acumulándose y moviéndose aceleradas hasta su próximo destino, había algo extraño en esas nubes, estaban muchísimo más blancas y luminosas de lo que estaría cualquier noche nublada. Seguí caminando, a paso firme y veloz, apretando el ritmo en los lugares que me parecían más solitarios y disfrutando de los detalles tontos cuando me sentía más segura. Esas callecitas cambiaban de un momento a otro, muchas casas y hasta un colegio que recordaba desde siempre, habían desaparecido, en su lugar se levantaban enormes edificios habitados o cerramientos imponentes con terrenos vacíos ya despojados de toda memoria. Sabía de esos cambios, pero caminar delante de ellos, me hizo agregarlos a mi recuerdo espacial. 

Seguía intrigada por el misterio de la nubes, ¿qué las hacía estar tan distintas ese día? En cada paso que avanzaba me sentía más en otro lugar, no parecía ser el Santiago de siempre, pero me atraía muchísimo. Me sentía afortunada de presenciar esa rareza, ese cielo inusual y me preguntaba quién más se estaría dando cuenta de eso en ese momento. 

El camino era largo, intenté esperar la micro en el siguiente paradero, pero la próxima venía en más de 15 minutos, alcanzaba a llegar al próximo al menos. Seguí y pasó algo parecido en los siguientes, hasta que abandoné la idea y me concentré solo en caminar. El viento seguía agitando los árboles, era fresco, levantaba algo de polvo y hacía titilar las lucecitas que se veían a lo lejos en el cerro. Santiago jamás es tan nítido, tiene siempre un filtro de polución que adormece las imágenes, pensé en mi cámara, era un momento increíble para hacer fotos, pero no la tenía conmigo. Otra vez no quedaba más que caminar.

Entre el viento de pronto las nubes hicieron un espacio en el cielo y dejaron ver la razón de su tono blanquecino, se asomaba la luna a pedacitos, casi llena, hinchaba las nubes de una luz blanca muy intensa. Contrastaba profundamente con el azul oscuro del fondo y honestamente no recuerdo haber visto ese cielo extranjero rondando mi casa en otro momento. Sin darme cuenta ya estaba casi llegando, habían pasado 10 paraderos, que después olvidé realmente que existían. Llegué a mi casa, habían invitados, intenté decirle a todos que miraran con detención el cielo pero nadie se sorprendió tanto como yo. Era como si en esa caminata, nadie se hubiese dado cuenta de mi ausencia, nadie supo que estuve realmente en otro cielo, fue como despertar de un sueño y volver a encontrarme en el mismo lugar. 

Fotografías por Marcela González Barahona.

Para este proyecto invitamos a una amiga de LRP a registrar la muestra e inauguración, con ello nos deja un bello escrito de su experiencia de caminata.

Septiembre 22, inicio de primavera.